Realidad


Es frustrante y apasionante descubrir la realidad ... mi realidad ... siempre creí tener el mundo en mis manos ... hoy noto que en realidad es el mundo el que me tiene en sus manos ... creo que algo debería cambiar.





Sensaciones



Sensaciones

LO QUE NO ALCANZAMOS


Te veo pasar día tras día,

despacio y silencioso a pesar de las palabras
y me pregunto cuanto hay de realidad detrás de esos ojos

que me atraviesan con su mirada
o que tan verdadero es el sonido de tu voz

que sin hablarme me impregna de confianza
y que tan eterno es el encanto de tu mirada
o el brillo de esos
ojos
que lograron alumbrarme el alma

Y me pregunto que es la desilusion y como se alcanza
¿es acaso enfrentar nuestras ilusiones
en la realidad de un cuerpo imposible de transportarlas?

Te veo pasar y no dices nada
tan solo insinúas con notable distancia
el deseo de olvidar las miradas
para sellarlas con el sabor de las palabras

Pero tu también temes, no lo niegues
al igual que yo sientes desconfianza
tampoco te animas a poner en riesgo nuestra magia
por el solo hecho de acortar las distancias

Tal vez es simplemente el hechizo
que envuelve aquello que no se alcanza
y una vez que lo alcanzamos
rompemos para siempre ese encanto

Es cierto, tal vez sea solamente eso
estoy de acuerdo no te acerques demasiado
y mantén conmigo el deseo de amar lo que no alcanzamos


REY SIN REINO

Me hiciste princesa en tu mundo de sueños
vistiéndome de amor y ternura
mientras inventabas un reino de ilusiones
para poder sentirte un verdadero hombre

Tus batallas en el campo afectivo
te hacían creer un ganador
aun después de haber perdido
el verdadero significado del amor

hoy creerás que burlaste mis sentimientos
y te pensarás rey en un imperio desierto
olvidando que para que un rey reine
hace falta que exista un pueblo

Pero el único habitante en tu mundo de mentiras
fue este tonto corazón que echaste al olvido
quedándote otra vez solitario
sentado en tu trono de fantasías

Y así pasara algún día otro tonto corazón caido
dándote el poder de quien reina en un mundo perdido
para que una vez mas lo ahogues en el dolor del olvido

Mientras tu esperas yo seguiré con mi vida
en un paraíso de afectos y alegrías
riéndome de tu imperio desierto
y de tu triste reino vencido

Una Noche

Nencesito una noche más para olvidar el deseo
que quedó en nuestros cuerpo por falta de tiempo

Una noche más para prender en tu desnudez
la llama que enciende inocentemente mi piel
para cubrir tu cuerpo con caricias del ayer
y guardarlas en el olvido cuando empieze a amanecer

Una noche más para fundirme en tu silencio
una más para envolverme en tu misterio
una noche más para cubrirte de besos
y comprender la realidad que por vos me invento

Tan solo una noche para saber
que no sos mas que la ilusión de mi niñez
una sola noche que me sirva de despedida
para no vivir presa en la cárcel de mis fantasias

Necesito una noche, simplemente una noche más
que me regale un eterno momento de delirio
en el que consiga canjear lo que siento por el olvido

Y asi volver a ser la que fui antes de verte
y volver a sentir como lo hice antes de conocerte

Una noche que me devuelva la vida
y ahoge un marchito sentimiento que no deja respirar
que no permite amar y limita la sensibilidad
a una simple y vieja obsesión sentimental

Una noche, solo una noche más
que sea tu despedida, que sea mi comenzar
una noche, solo una noche más
de placeres y olvidos para volver a empezar

TU INTENTO

Intentaste sacarme de mis sueños perdidos
llevándome a tu perfecta normalidad
pero lo cierto es que no sirvo
para vivir en la realidad

Mis verdades reflejan que estoy loca de atar
dentro de los parámetros de tu sociedad
y no serviría de ejecutiva,
mucho menos de intelectual

Por eso vuelvo resignada
después de intentar e intentar
a ahogarme en las noches de mi infancia
droga, sexo, alcohol y algo mas

Vuelvo a fundirme en aquellos momentos
de oscura vida y eterna soledad
para sentirme nuevamente libre
en mi universo de falsedad

Tal vez para ti, hombre perfecto
mi vida termina antes de comenzar
quizás porque jamas amanezco
tu crees que no se despertar

Yo te agradezco tus tantos intentos
por bajarme a la realidad
y te confieso en un gesto honesto...
yo también quise ser un poco normal

Pero lo cierto es que no sirvo
para aquel mundo de claridad
pues la noche es lo que conozco
desde donde me se relacionar

Y me siento vacía si me faltan
mis momentos de eternos juegos de placer
me siento insegura entre tanta gente
que solo a la luz del sol es capaz e ver

Y ya lo ves, no sobrevivo
entre aquellos que viven de verdad
pues hace ya tiempo que me perdí
en mi inmensa oscuridad

Y ya que estamos de confesiones
te diere una cosa mas
vuelvo triste a mi universo
vuelvo porque en el tuyo no se me quedar

Pero si pudiera elegir realmente
no desde el hoy sino desde el ayer
viviría en tu mundo perfecto...
aun si tan perfecto tampoco es

Porque solo en tu mundo de soles
aprendí cuanto puedo sentir
algo que en mi universo de lunas
jamás hubiera podido ni siquiera fingir

UNA NOCHE CONTIGO


Un momento de locura que acabo como una noche de tierna normalidad
nos vendimos a aquel instante sin saber que es lo que íbamos a buscar

desafiando los delirios de nuestra amarga soledad

Y volamos buscando placeres que colmaran esta sed de amar
aterrizando en un mar de sueños que no logramos alcanzar

Fue una noche infinita, un oasis de felicidad
en el desierto de mis silencios, en la selva de mi clara oscuridad

Tus brazos fueron lazos de ternura
que me amarraron con tierna suavidad
envolviéndome en sus nudos de locura y ansiedad

Tus caricias la suave brisa que calentó el frío de mi falsedad
devolviéndome el aire perdido que me faltaba para respirar

Tu cuerpo, tierno objeto usado por mi diabólico querer
consiguió en aquel encuentro suavizar mi infierno de placer

AMOR FALSO

Como el corazón no permite abandonos
te busque para llenar aquel vacío de amor
transformándote tan solo en una fantasía
dentro de la pequeña realidad de mi vida

Tu cariño duro lo que debió durar
mientras me dabas amor y tranquilidad
y yo satisfacía contigo mis frustraciones
haciendo aquello que con el no puede lograr

A tu lado me sentí segura por un buen tiempo
es verdad, no hubo engaños, los dos quisimos jugar
y cumplimos con todas las reglas de nuestros deseos
sin trampas jugamos al amor para no llorar

Te di lo que necesitabas, me diste lo que me faltaba
cambiamos cariño por nada, sueños por una gota de felicidad

Pero ahora descubro que el tiempo corre sin prisa
mientras seguimos detenidos en nuestro corazón
esperando el momento de soltar nuestros deseos
en el cuerpo que realmente nos hace sentir amor

Porque es imposible mantener eternamente
un juego tan débil de placer y seducción
un sueño roto que rehicimos sobre escombros
para no sentir el frió de nuestro corazón

Ninguno de los dos fue engañado
no hubo traición, tampoco claridad
simplemente llego el tiempo de buscar otro cuerpo
en donde al amor podamos volver a jugar

Froufrou

FROUFROU
24/07/1980- 13/05/2000

Cuatro patas cubiertas de
pelos bigotes gigantes aun cuando femenino es su sexo
orejas puntiagudas, pequeña y chueca
un ser extraño con muchos defectos.

Quien lo diría con sus veinte pirulos
si alguien la ve critica su figura
porque ignoran cuantos años de aventuras
carga sobre sus espaldas esta criatura.

Muchos preguntaran que le veo de perfecto
solo dice miau y hace caca adentro
te araña si lo que quiere es estar sola
y cuando te lame... te babea.

Muchos preguntaran que le veo a eso...
bola peluda solo carne y hueso
que de madrugada te pide comida
y de mañana otra vez te despierta.

Todos esos que preguntan y preguntan


¿Si de chica fue mi juguete
y de grande fue mi amiga
que puede importar el lenguaje que use
para hacer notar su dulce compañía?

Si es lo único que quedo
de tantos años vividos
corriendo de un aeropuerto al otro
cambiando de barrio y de amigos
¿Por qué no decir que es mi tesoro preferido?

Es la amiga de mi infancia
testigo de cada momento
es la sombra de mi pasado
la raíz de la flor que me da vida.

Para mi es toda mi historia
para ustedes... simplemente un gato.


jamas hallarán respuestas
pues no conocen la historia
que reina sobre su belleza.

Azul Profundo

Azul profundo

Habían pasado seis meses y él aún seguía siendo habitué frente a la barra del piso central del boliche. Arriba la marcha movilizaba a más de la mitad de los clientes. Abajo, la rumba cautivaba a unos pocos perdidos. Los ambientes, aunque pertenecían al mismo local, variaban inmensamente entre un piso y otro. En la parte superior el baile colmaba la pista, mientras que en el subsuelo eran los besos los principales protagonistas. El primer piso era amplio, como un enorme loft, con dos barras, una al costado y la otra al fondo de las escaleras. El resto del ambiente era una pista de baile en donde cientos de danzarines ensayaban el arte de seducir a través del movimiento. En cambio abajo, la sala carecía de iluminación, apenas unos tristes farolitos de un rojo tenue ayudaban a que no se confundiera a quién se besaba la próxima vez. El lugar estaba repleto de columnas que separaban el enorme salón generando pequeños escondrijos que los amantes fugaces aprovechaban como guarída. La música era rumbera, pero el ambiente más bien “mimoso”.

Pasó una hora y ella seguía con su copa de champagne, sentada en lo que el personal llamaba la mesa número 3. Su blusa apretada y transparente insinuaba sin dejar escapar nada de su figura. La falda corta y tajada era reacomodada a cada minuto para que no escondiera ni un centímetro inferior de su belleza. El la observaba desde la barra mientras los tequilas pasaban de mano en mano. ¿Mañana qué haces?...teléfonos, preguntas, respuestas, silencios, sonrisas pícaras...cada noche el mismo teatro. El papel y el lápiz parecían ser mucho mejor negocio que el alcohol. El barman, en lugar de tragos nuevos, había aprendido sobretodo a actuar de cupido. Y seguía observando cada noche
como las presentaciones llenaban los bolsillos de los traficantes de “amor” y las soledades de los clientes.

Ella continuaba ahí inmóvil, mientras discretamente dejaba asomar el portaligas muy al borde de su casi invisible pollera. Por las escaleras desfilaban las más bellas mujeres, la mayoría de piernas largas, bustos redondos, colas firmes. El arte que transforma en insolente o injusta a la naturaleza. Todas estaban maquilladas en exceso y lucían peinados extravagantes. Hacían de su feminidad un exagerado espectáculo, sobreactuaban su postura mientras recorrían con la mirada el piso intermedio que era también el “cuarto intermedio”. Con la justa cantidad de luz, ni demasiados colores, ni extremada oscuridad, el piso intermedio era igual de grande que los anteriores, pero en lugar de una pista de baile o escondrijos de amor, estaba sobrecargado de mesas y sillas dispuestas como punto de encuentro. Era acá en donde comenzaba el juego de seducción para culminar luego en el piso superior con el baile o en el inferior con los besos. Los más directos y los más osados, sin titubear encaraban la puerta y desaparecían con la misma facilidad con la que habían llegado.

Cerca de las tres de la mañana miró otra vez la mesa número 3. Ella seguía ahí, en la misma posición, acomodando su pollera de la misma manera mientras descartaba posibles candidatos que se acercaban con sonrisas y algún trago que amablemente le ofrecían. Pero insistía en rechazar las copas y en su cara, en lugar de una sonrisa tentadora se notaba una leve angustia escondida detrás de su abundante maquillaje y del humo que lanzaban sus permanentes encendidos cigarrillos. Una vez aplacado su deseo de seducir y colmada su sed de observar las vidas ajenas, envidiando la simpleza y la libertad con la que otras enfrentaban sin prejuicios su realidad, se levantó. El barman abandonó su puesto de trabajo y le ofreció, como cada fin de semana, llevarla hasta su casa.

Salieron del boliche y caminaron media calle hasta el auto del muchacho, quien con una mirada entre triste y cariñosa acompañaba a Vanesa desde el silencio. Se acercaron al coche, él le abrió la puerta y la dejó subir. Luego pegó la vuelta hacia el lado del conductor, abrió su propia puerta, se subió y puso en marcha el motor. Mientras aumentaban poco a poco la velocidad entre las calles desiertas de la ciudad, Vanesa aprovechaba nuevamente los 20 minutos que separaban el local bailable de su casa. Se inclinó sobre el asiento y de la parte trasera del coche trajo hacia adelante un bolso. Lo abrió, sacó un pantalón, un par de zapatos y una camisa. Mientras el barman seguía conduciendo en silencio, ella con velocidad se sacó el portaligas, con cuidado lo guardó en el mismo bolso, luego cambió su pollera por los pantalones y su escote por la camisa. También del bolso rescató algo de crema y un pedazo de algodón. Con delicadeza retiró el maquillaje de su cara y luego tiró el algodón por la ventanilla abierta. Por último sacó una corbata y se la acomodó alrededor del cuello.

Llegaron a destino, el tiempo parecía calculado. El auto se estacionaba frente a la casa de Vanesa, en el momento en que ella guardaba nuevamente el bolso en la parte trasera del coche para rescatarlo el próximo fin de semana.

Cuando abrió la puerta de su casa su esposa ya estaba acostada. Vanesa le sonrió desde la puerta de la habitación. Desde la cama, su mujer le devolvió la sonrisa y en tono adormecido le preguntó: “¿Cómo la pasaste con tus amigos, José?”.

Sofía


Notó la misma perfección que veía en su padre a través de la nítida imagen de la pantalla. Le habían contado que al nacer tenía la nariz torcida, un defecto que corregía día a día y ya prácticamente había desaparecido. Ahora aparentaba una belleza particular. No sabía si eran sus ojos, los que perfeccionaban cualquier imperfección que viniera de él o realmente Sofía había heredado la hermosura y la frescura de su padre. Observó una por una las 63 fotos en silencio, intentando de vez en cuando emitir algún sonido que ocultara su asombro. Pedazo por pedazo recorrió sus 50 centímetros. Tenía los ojos grandes y rasgados, seguramente enamoraría al mundo a través de su mirada. Su cuerpo débil le transmitía una enorme tranquilidad.Las fotos la enfocaban en su mayoría muy de cerca, facilitando la difícil tarea de ir descubriendo a alguien a través de una imagen tan lejana. Notó que su boca era enorme, en general parecía una boca normal, pero en algunas fotos, descubrió que al llorar o bostezar, conseguía un inmejorable resultado, como para equilibrar las dimensiones. Sus piecitos eran muy pequeños, igual que sus brazos. La nariz, ya corregida, se notaba igual a la de Bruno, por naturaleza grande, pero no quebraba en absoluto la armonía de su carita. Sus ojos, enormes y de un azul grisáceo que desvelaba, tenían la expresión más tierna que ella pudiera rescatar de sus últimos recuerdos.Sofía posaba feliz en los brazos de su papá.

Una lágrima cayó, no desde sus ojos, pues contenía muy bien la emoción y el llanto, pero sí bruscamente desde su corazón y sintió como si un terrible aguacero le inundaba el alma. Confundió por momentos sus emociones y perdió la capacidad de discernir entre el placer y el dolor, la alegría y la tristeza. Amaba esa imagen, podía sonreír a través de Bruno, era capaz de compartir desde su silencio la plenitud y el amor que le generaba Sofía. No podía sentir nada mas que una sobredosis de amor al percibir todo el sentimiento que generaba esa pequeñita por el solo hecho de existir. Las palabras de Bruno no hacían falta, el amor y la felicidad desbordaban las líneas del margen fotográfico. Por momentos parecía como si también le hubieran fotografiado el alma para transmitirle tan inmensa emoción.Saboreó pedazo a pedazo las imágenes, se enamoró una y otra vez de los dos. Al llegar a la foto 63 el álbum terminó. Su tía, sentada a su lado, apagó la computadora después de deshacerse del cigarrillo que se había consumido lentamente en el cenicero. Tiró la colilla en un frasco con agua que impedía que el olor rancio se mantuviera en la habitación. La miró sonriente, olvidando el pasado, disfrutando del presente „qué hermosa es, igual al padre, qué feliz se lo ve cuando la mira, parece que no puede sacarle los ojos de encima”.

Saboreó esa felicidad, intentando sentirla por completo dentro de si misma, como si quisiera extraerla de la foto. Sonrió y por su mente comenzaron a desfilar fragmentos que en un instante reconstruyen varios años de encuentros y desencuentros que hoy generaban las emociones que la seguían consumiendo. Como ráfagas los recuerdos invadían el olvido. Intentaba detenerlos pero continuaban siendo mucho más fuertes que el olvido.

Ya era de noche. Dejó deslizar sus 46 kilos dentro de los pocos centímetros de encaje rojo. Era uno de los pocos modelos que tenía para las noches de fiesta. Su abuela se lo había regalado algunas Navidades atrás y todavía, por el poco uso, parecía nuevo. Se subió a sus zapatos taco 12, terminó de delinearse suavemente los ojos, echó rímel negro a sus pestañas, y delineó de un marrón fuerte los labios antes de repasarlos con el labial de un tono mas suave. Por último, saco de su placard el perfume Calvin Klein que usaba en escasas ocasiones, lo destapó, apretó la perilla y dejo salir algunas gotas sobre su nuca y sus muñecas. Recién entonces salió.

Camino dos calles, dobló a la derecha, un par de pasos y se detuvo frente al edificio. Eran seis pisos nada más. Sus abuelos lo habían comprado hacía más de 40 años. Era un lugar lleno de historia familiar. Por ahí había pasado la niñez de su mamá, sus compromisos, noviazgos y hasta su matrimonio. También los de su tía, dos años mayor. Elena se había casado con su primo hermano. Contra viento y marea y a pesar de los prejuicios de la época se había arriesgado por amor. Elena y Esteban tuvieron 3 hijos, Bruno, Sabrina y Carlos. Cuando Bruno, el mayor, tenía doce, los padres se divorciaron y empezaron una guerra que involucró tíos, hermanos y abuelos. Una guerra que terminó por separar a la familia en dos. Los chicos se quedaron con el padre mientras que a la madre solo la acompañaron por 15 años la rabia, la frustración y los reproches. Ahora todos miraban a un lado y hacían de cuenta que los años de separación no habían existido. Por un lado, para no herir a quienes ya se sentían heridos, por el otro para no buscar respuestas que tal vez harían más daño.

Ni modo, la naturaleza había perdido su tinte y todo resultaba ser motivo de fiesta. Se festejaba hasta el simple hecho de que los hijos por fin decidieran hablarle a su madre. Los felicitaban por tomar la decisión en lugar de recriminarles sus años de ausencia. No había reproches, los años de olvido parecían haber desaparecido, era una época inexistente para toda la familia y aquél que recordara por un segundo viejos momentos, prefería sepultar en el silencio su recuerdo, en lugar de traer temas doloroso que empañaran la inventada felicidad.

Volvió a mirar por algunos momentos el edificio antes de acercarse y tocar el timbre del sexto piso. La puerta se abrió, tomó el ascensor y entró al departamento. Ya muchos de los invitados habían llegado al cumpleaños de su abuelo, no era la primera, pero tampoco la última de las casi 30 personas que participaron de la reunión.Se había enamorado de él sin darse cuenta. Mezclando la amistad con el deseo, descubrió un día, que el deseo superaba la amistad. Desde que volvieron a verse, intentaron mantener la distancia que limitara su relación a la de primos. Una distancia que la familia, por las experiencias de su tía, explícitamente exigía. Sin embargo no se preocupaban de estar muy cerca cada vez que se reunían, o incluso dormir en la misma cama sin que el deseo se hiciera presente. Por algún motivo oculto, después de unos pocos años, ella empezó a notar que su interés era exageradamente grande. Que dependía de su presencia la ciclotímia de sus emociones, que temblaba cuando se encontraba cerca y se sonrojaba con sus caricias. No quiso darse cuenta de la velocidad con la que el sentimiento de amistad se transformaba en amor. Hasta que un día el deseo se hizo tan presente, que ninguno de los dos se atrevió a volver a negarlo, pero siempre desde el silencio.Media hora después, lo vio entrar. Se quedó sentada en el mismo lugar, esperando que se acercara. Quería levantarse, caminar hacia él, abrazarlo y besarlo. Quería reprimir sus sentimientos, sin alejarse por un minuto de su cuerpo, sin embargo se limitó, porque el juego de seducción entre ellos ya había comenzado e implicaba un permanente desafío entre acercarse y alejarse, rozarse y generar vacíos que hicieran notar la ausencia del otro. Implicaba también hacer notar el deseo de estar cada vez más cerca. Él saludó a todos y al fin se acercó a ella, la abrazó, le hizo un chiste y se sentó.

Durante toda la noche permanecieron juntos, por momentos ella se sentaba en sus faldas y él la acariciaba con ternura e ingenuidad, como si no notara que sus caricias, completamente inocentes, producían cada vez más deseo en su piel, cada vez más carencias, cada vez más impotencia. Ella disfrutaba de lo poco que él era capaz de dar, algunos momentos casualmente compartidos, algunas caricias inocentes, algún beso de amistad, consejos, bromas. La fiesta pasó sin grandes sobresaltos, siempre en contacto, siempre unidos por un gesto mínimo o una caricia.A la hora de los besos de despedida se puso rápidamente el abrigo. No lo dudó, no iba a separarse aquella noche, no quería hacerlo. Con mucha naturalidad y sin haberlo pensado, decidió dormir en su casa. Había llegado familia de todos lados y las camas estaban desbordadas, tanto en la casa del abuelo como en la de la mamá. Entre los dos, decidieron que no era mala idea que se quedara con él.

No era la primera vez que iban a dormir juntos y no tenían porqué hacerlo, la cama de Carlos también estaba vacía, estaba de viaje...en la casa sobraba lugar.Llegaron al departamento de Belgrano, se sacaron los zapatos. Él se fue a la habitación mientras ella repasaba con la mirada la mini bodega que tenía sobre un estante en el living. Al fondo, detrás de botellas de licor, descubrió un aguardiente colombiano, una de sus debilidades después del ron. Estiró su mano y sacó del fondo la botella. Le preguntó si podían tomarse una copita y él asintió acercándose a la cocina. A los pocos minutos reapareció con dos copas. Mientras las sostenía, ella abría la botella y la inclinaba sobre los cristales dejando caer el líquido en ellas. Cerró el aguardiente y lo colocó otra vez en su lugar. Empezaron a hablar de sus vidas, a hacer bromas a reír. Intercambiaron experiencias y aventuras hasta que el sueño los venció. Otra vez sin palabras como dando por hecho las cosas, enfilaron hacia la habitación de Bruno. Él se puso una remera vieja y se acostó. Ella se sacó los aros y los puso sobre la mesa de luz. Después se deshizo del vestido y lo dejó caer en el suelo, debajo de la ventana.

En ropa interior, se escabulló entre las sábanas, lo abrazó, le dio un beso de buenas noches y se durmió oyendo como latía su corazón y con la paz que le daba el olor de su cuerpo.Mantuvo cerrados los ojos al despertar. Solamente la conciencia se deshizo del sueño, mientras sus párpados todavía permanecían sumergidos en él. En parte, no quería despertarse, porque sabía que al abrir sus ojos, llegaría otra vez la despedída, y prefería seguir sumergida en su olor, en esa calidez lejana que la hacía sentir viva y muerta a la vez. Empezó a salir del sueño muy lentamente, resistiéndose. Acercó su mano al cuerpo que desde el otro lado de la cama, también se resistía a abandonar el sueño. Le tocó el pecho y luego, acariciándolo se acercó a su cara. Lentamente se movió en su dirección, intentando pegarse a su piel, como queriendo ser parte de ella. Recostó, aún con los ojos cerrados, su cabeza en su pecho y con su mano siguió acariciándolo. Sus bocas se acercaban lentamente, podía sentir claramente su respiración, sus ojos cerrados podían sentir el sabor de su aliento, cada vez más cerca, entre sueños, como arriesgando sin arriesgar, como intentando crear una situación que podía pertenecer a la inconciencia del sueño, a la ignorancia de la ceguera, al delirio de una imagen cautivada en la mente inconsciente que aún no había despertado. Los dos jugaban a seguir dormidos, a pesar de ser conscientes del estado despabilado en el que se encontraban. Después de minutos que asemejaron la eternidad mas eterna, los dos, al mismo tiempo y otra vez sin palabras, se besaron, liberando un deseo cautivo por tiempo, dejando al descubierto un sentimiento reprimido, ignorado, delegado.... (sigue después)

SOLO CREEMOS

Nos creemos ganadores en una batalla que aún no ha comenzado
vivos dentro de la muerte de nuestras propias ilusiones
viviendo de los sueños de los que todavía tienen capacidad de soñar

Nos creemos enamorados, cuando estamos en realidad
simplemente atrapados en la nostalgia de un beso
Nos creemos fuertes ante las debilidades ajenas
y débiles ante nuestra propia fortaleza

Nos creemos tantas cosas

que ya perdemos de tanto creer
la capacidad esencial de creer

Nos creemos mucho
y ahí es donde empezamos a no ser nada

Creemos y creemos, pero no entendemos que no basta con creer

Jugamos a vivir, pero no conocemos el juego
inventamos reglas, que no podemos ni sabemos cumplir
Creamos sueños que se nos escapan de las manos
ya en el simple intento por realizarlos
y quedamos vacíos en las ausencias
que nos dejan tantos sueño perdidos
y ... tantos otros olvidados
ELLA Y EL

Ella era sensible, aún cuando parecía fuerte tempestad
con el corazón atado a un mal recuerdo y el deseo de olvidar

quería ser libre, volar, vivía en carne viva, sin límites ni reglas
23 años de practicidad, de locura
vivía el hoy y jamás pensaba en el mañana.
Él era uno más de los consumidos por esta sociedad,
uno mas de los que el país transforma en muñecos de seda
que se derriten ante el calor de la espontaneidad.
Ella era impredecible, él muy calculador,
ella odiaba la rutina, él rutinario de luna a sol,
ella sentimental, él muy racional.
Ella tenía sed de vida, quería hacer todo y siempre a la vez
no se quería detener, se perdía en el todo y nada en el hoy y el ayer
El tampoco se detenía, menos aun vivía,
caminaba paso a paso, programando, proyectando,
midiendo bien para saber adonde le convenía poner el próximo pie
Ella creía en el amor, él ya lo había olvidado
ella buscaba pasión, el buscaba dinero
Ella creía en los afectos, él en los bienes materiales
La misma sangre corriendo en dirección contraria
nunca se entendió por que caminos quisieron encontrarse
ni tampoco como fue que lograron cruzarse
Ella de frente, él con suspicacia

Y así... así se perdieron en caminos que debían ser de placer
pero fueron de agonía, pues el no supo querer
ni siquiera supo entregarse por un momento a esa mujer
que ofrecía todo a cambio de cariño
sin importar cuanto era lo que podía perder
El nunca supo de amor y menos aún de fantasías
no creía en sueños rotos pues seguramente ya no soñaba
Ella ... ella creía hasta en aquello en lo que no creía
era transparente frente a la vida
ingenua, ilusa, escondía sus tiernas fantasías tras un manto de tristezas

Creía en el amor, aun después de tantos crímenes de cariño
y creía en el aún después de tantos olvidos
El no creía en el amor y menos aún en ella
pues la conocía demasiado, tanto ... que llegó incluso a desconocerla

Y el tiempo corrió y ellos corrieron con el tiempo
y ella voló... mientras él siguió en la espera
Y pasaron años perdiéndose en otros brazos
creyéndose dueños de otros sentimientos
Y vivieron su olvido pegado al recuerdo

de aquellas cobardías que los separaron
aún cuando nunca los dejaron que se unieran
Y ella lloró su ausencia apretada a otro pecho que le diera su olor
aferrada a otros besos que le hicieran sentir su calor
y creyó olvidarlo una y otra vez ... pero jamás logró hacerlo
El nunca se bajó de su nube de ironías y bromas que a ella la hacían sufrir
nunca dejó que volviera a acercarse
pues le tenía miedo a lo que ella le hacía sentir
y la dejó perderse... y se perdió el también
en un paraíso de mentiras del que no podían salir
Y quedaron atados a un mundo de falsedades y dolor
Y ya no pudieron salvarse... ninguno de los dos
de aquél error de haberse entregado
al placer en lugar de entregarse al amor

Así pasaron la vida uno a lado del otro

sin poderse tocar, sin decirse nada
sin poder explicar que era lo que los consumía en deseos
aquello que no se animaban a dar

lo que habían ganado en ese tonto juego de debilidad

Y el se creyó ganador pero era un gran perdedor
Y ella se creyó perdedora, pero había ganado... pues conoció el amor




Quizás sea verdad que el olvido no es mucho mas que la excusa
que permite al corazón detener su llanto
sin culparse por haber engañado nuevamente
con inútiles verdades a la ingenua razón

tal vez el olvido es solamente quien defiende la cobardía de recordar

y es usada como excusa cuando los sentimientos
no consiguen hacerse cargo de su realidad

seguramente el olvido no es mucho más

que la forma mas sencilla de sepultar
aquello que lastima aún mas la herida
que dejan el engaño y la traición

y quien te dice que el olvido no sea

tal vez el mejor amigo del corazón
que permite sellar en un momento el descuido
de la parte mas frívola de la humanidad

tal vez es la utopía mas real

aquella sensación lejana
que muchas veces intentamos alcanzar
aquel silencio en el alma
aquel claro oscuro que nos hace falta
cuando sellamos la etapa de la ilusión

y es acaso el olvido una mala palabra?

si en la vida es mejor no recordar
porque insistimos en agrandar la herida
cuando existe en el olvido el remedio para nuestro mal?

Entonces... bienvenido el olvido!

Al cementerio de los sentimientos
a este siglo de ausencias
a esta etapa de frialdad y estrategias

Y quédate por siempre en mi mente

apoderate de mi corazón
transformame también a mi
en una tumba que sepulte por siempre el amor

El trio los panchos